Contexto educativo: marcos y retos actuales

La pandemia por Covid-19 ha servido para desenmascarar aún más la falsa dicotomía entre nuestros problemas y los problemas de los “otros” países, y nos ha mostrado que nos enfrentamos a retos globales que requieren de la solidaridad planetaria. La pandemia acentúa el escenario de crisis ya existente, la crisis de un modelo que genera enormes desigualdades sociales, la vulneración de derechos fundamentales para gran parte de la población, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, entre otras problemáticas e injusticias sociales, económicas y medioambientales que afectan a todo el planeta de manera global y local.

Ante este contexto agravado por la pandemia, adquiere más fuerza el cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible con sus 17 objetivos. Entre estos, señalamos el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4: “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos y todas” y su meta 4.7. “De aquí a 2030, asegurar que todo el alumnado adquiera los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible, entre otras cosas mediante la educación para el desarrollo sostenible y los estilos de vida sostenibles, los derechos humanos, la igualdad de género, la promoción de una cultura de paz y no violencia, la ciudadanía mundial y la valoración de la diversidad cultural y la contribución de la cultura al desarrollo sostenible”.

En relación a la educación para la ciudadanía mundial, recordamos la publicación de EurydiceLa educación para la ciudadanía en el contexto escolar europeo Esta publicación señala diversos desafíos a los que se enfrenta Europa como los problemas socioeconómicos, el extremismo violento y la falta de confianza en los procesos democráticos (desafíos que la pandemia por Covid-19 magnifica), y muestra la importancia de la educación para la ciudadanía para hacerles frente. Es importante también mencionar la incorporación en el marco de competencias de PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE) de la competencia global, definiendo esta como “la capacidad de analizar asuntos globales e interculturales, valorar distintas perspectivas desde el respeto por los derechos humanos, para interrelacionarse con personas de diferentes culturas, emprender acciones por el bien común y el desarrollo sostenible”.

Este proyecto trata de promover en los centros educativos una ciudadanía activa con conciencia crítica sobre la realidad global -en vinculación con lo local- capaz de cuestionar el modelo vigente (injusto e insostenible) para transformarlo, haciendo frente a los retos globales desde la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible. El objetivo general del proyecto responde al contexto actual y a la necesidad de impulsar la educación para la ciudadanía global como medio para transformar nuestro mundo. El carácter transnacional del proyecto y el trabajo colaborativo entre los centros educativos servirá para generar redes y poner en valor la interdependencia, reforzando la construcción de ciudadanía global.

El fortalecimiento de capacidades en el profesorado y la elaboración de recursos didácticos, con base en metodologías innovadoras y transformadoras, que conlleva este proyecto, servirán también para abordar el abandono escolar como objetivo (en cuanto incide en la superación de métodos educativos obsoletos que están identificados como una de las causas del abandono escolar). España con un 17,9% e Italia con un 14,5% (datos Eurostat 2018) son de los países con mayor tasa de abandono escolar (solo superados por Rumanía y Malta). En Austria el reto está en la inclusión del alumnado migrante. Además, el Proyecto prioriza la inclusión social educativa del alumnado en situación de mayor vulnerabilidad y mayor riesgo de abandono escolar, que suele asociarse también a alumnado de origen migrante.

Responder a los retos del contexto educativo mediante metodologías innovadoras es posible gracias a la financiación del Programa Erasmus+ de la Unión Europea y el apoyo del Servicio Español para la Internacionalización de la Educación (SEPIE).